Carlos Coria Rivas
Corresponsal en Chihuahua
La defensa que hacen los indígenas de Chihuahua de sus territorios en la Sierra Tarahumara, va más allá de una simple lucha contra el despojo de sus tierras de labranza y de sus centros ceremoniales, o de evitar la depredación de los recursos del bosque. Es en sí una estrategia para proteger todo el ecosistema que sostiene la economía estatal.
Esa es la conclusión a que ha llegado la abogada de los pueblos indígenas, Magdalena Gómez, quien ha recopilado el espíritu de la lucha que diversas comunidades han desarrollado en todo el país, en contra de la destrucción y despojo de sus territorios.
Invitada al movimiento social de defensa de los territorios de los pueblos originarios de la Sierra Tarahumara en Chihuahua, y frente a un centenar de indígenas rarámuris, principalmente, la también catedrática de la Universidad Pedagógica Nacional, explicó que el despojo que sufren las etnias chihuahuenses de sus tierras no es único, y que en todo el país las diversas razas han enfrentado el mismo problema, con la consecuente degradación y exterminio de su entorno ecológico.
“Se trata de una lucha contra el modelo económico que está autorizando esa explotación que busca la riqueza sin importar el deterioro de la naturaleza”, explica, frente a decenas de gobernadores indígenas que se reunieron en la capital de Chihuahua para denunciar el despojo territorial que han sufrido a través de los años.
La defensa de los territorios de los pueblos indígenas es más que una simple lucha étnica, es la lucha por la preservación de la naturaleza y la supervivencia de la humanidad.
La lucha de los indígenas rarámuris proviene de haberse percatado cómo los mestizos han deteriorado la sierra tarahumara en una explotación descontrolada del entorno para obtener mayores riquezas
Pero, acota, para retomar fuerza, los indígenas tarahumaras deben extender su lucha a otras regiones y conjuntar estos esfuerzos con otras etnias del país que sufren la misma opresión, la opción, añade, es crear redes de trabajo con etnias de todo el país.
Para ella, no hay otro camino que el emprendido por el pueblo tarahumara, quienes desde hace más de 20 años han denunciado de manera constante que los caciques locales les han robado sus territorios.
El abogado de Alianza Sierra Madre, Ernesto Palencia, explica que el caso más representativo de este despojo, es el de la comunidad de Choréachi, en el municipio de Guadalupe y Calvo, quien originalmente poseía como ejido Pino Gordo, poco más de 34 mil hectáreas, y hoy solamente tiene menos de 15 mil.
Otro es el de la comunidad de Mogótabo, a quien le han despojado 1500 hectáreas en la zona de las Barrancas del Cobre.
Para el abogado indigenista, todos los casos son muy similares: caciques locales que se organizan entre sí para manipular mediante sobornos y amenazas a un grupo de indígenas; se apoderan de un ejido para luego privatizar los terrenos que tiene mayor riqueza natural, ya sea para el turismo o para la explotación forestal.
Al igual que la abogada Magdalena Gómez, Ernesto Palencia coincide en que las comunidades tarahumaras tienen que seguir organizándose en esa lucha por la defensa de un territorio.
Pero no solamente eso, toda la sociedad debe comprender que esa lucha no es simplemente por un territorio indígena, sino que se trata de defender todo un ecosistema que sostiene la economía nacional, “el territorio indígena necesita ser defendido por toda la nación, porque en la medida que avance se está protegiendo todo el ecosistema del país”, precisa la catedrática.
Los pueblos indígenas intuyen que acabándose su territorio, se devasta la naturaleza, y por tanto todo lo que vive en ellos, incluyendo a la humanidad.
La nación, añade Magdalena, refiriéndose a todos los mexicanos, deben participar en esta defensa de los territorios de los pueblos originarios indígenas del país, porque más que una lucha contra el despojo y el desplazamiento, se trata de salvar el planeta.
LOGRAN TARAHUMARAS TRIUNFOS JURÍDICOS EN DEFENSA DE SU TERRITORIO
Luego de una lucha de más de 20 años defendiendo el territorio que les ha sido despojado por mestizos, rarámuris de la región tarahumara de Wetósachi, Choreachi y Coloradas de la Virgen, en Chihuahua, obtuvieron un triunfo jurídico para que sean integrados en los planes de desarrollo turístico de las famosas Barrancas del Cobre.
Después de un largo, cansado e incluso peligroso litigio, finalmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ordenó al Gobierno Federal y al Gobierno de Chihuahua, se integre el consejo local con los representantes indígenas, fundamental para operar el Fideicomiso Turístico Barrancas del Cobre.
Los indígenas tarahumaras que por cientos de años han vivido en las Barrancas del Cobre, fueron excluidos desde un principio, a pesar que deberían haberlos integrados por así estar establecido en los artículos del proyecto turístico.
Para los indígenas tarahumaras de esta región de la sierra chihuahuense, se trata de defender las tierras de sus antepasados y la que ellos actualmente habitan con sus familias, pero también obtener dividendos de la explotación turística que se hace, lo cual les daría recursos importantes que pudieran aliviar la pobreza marginal que sufren, ingresos que hoy solamente tienen las autoridades y los inversionistas privados.
Para los gobiernos federal y estatal, además de los municipios donde se encuentran las Barrancas del Cobre, junto con los inversionistas privados, se trata del manejo de alrededor de 150 millones de dólares que implica el Fideicomiso Barrancas del Cobre, dinero proveniente del Banco Interamericano de Desarrollo y de las arcas públicas.
Quizá por la cuantía millonaria de los recursos, los indígenas tarahumaras, originales como se autodenominan, fueron excluidos mañosamente del Consejo que administrará el citado fideicomiso, justo desde su creación, en 1996, a pesar que en los estatutos se precisa que deben incluirse representantes de los pueblos indígenas asentados en la zona a desarrollar.
El Consejo solamente fue integrado por representantes de los gobiernos federal, estatal, municipales, y de la iniciativa privada, como son los propietarios de los predios donde se asientan las Barrancas del Cobre, pero se excluyeron, con toda intención, a los pueblos indígenas.
Ante ello, la comunidad de Wetósachi, inició un proceso jurídico para ser incluido en los beneficios que traerá el mentado fideicomiso, y recientemente obtuvo un resolutivo favorable de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que los rarámuris sean incluidos como socios y consejeros para el desarrollo turístico de las Barrancas del Cobre.
Por lo general, los indígenas no reciben ningún beneficio de los desarrollos turísticos y son vistos solo como objetos ornamentales que dan valor agregado a la sierra tarahumara, y son excluidos de los planes gubernamentales, a pesar de que son los propietarios originales de importantes extensiones del territorio serranos.
Otros casos similares son los de las comunidades de Choreachi y Coloradas de la Virgen, que han obtenido un reconocimiento de su territorio y adquirieron personalidad jurídica como sujetos de derecho colectivo, para usufructuar sus tierras y región.
Durante años, los pueblos indígenas han sufrido despojo de sus tierras, por parte de familias que han formado cacicazgos, acción que ha sido apoyada, por omisión o complicidad, por algunas autoridades, reveló Isela González, representante en el estado de Chihuahua de Alianza Sierra Madre, al anunciar el inicio del Tercer foro de pueblos originarios de la sierra tarahumara en defensa de su territorio.
Paralelamente, el abogado Horacio Lagunas, representante jurídico de la comunidad de Mogótabo, del municipio de Urique, integrada a las Barrancas del Cobre, refirió el problema, dando a conocer la demanda agraria que cerca de 30 familias rarámuris del municipio de Urique, en plena Barranca del Cobre, interpusieron ante las autoridades federales, por el despojo de 1500 hectáreas, por parte de la familia Sandoval, quienes han usufructuado las tierras ancestralmente indígenas. En el caso de Wetósachi se trata de la familia Elías Madero.
Los defensores de los pueblos indígenas, refirieron que han realizado al momento tres foros en Chihuahua, como telón para presentar casos distintivos en que pueblos indígenas que han sido despojados de sus tierras, o excluidos del desarrollo que particulares y el gobierno inyectan a la región tarahumara.
La de los indígenas de Chihuahua, ha sido una historia de despojos y desplazamientos, donde a los pueblos tarahumaras no solo les quitan las tierras donde están sus viviendas o cuevas, sino que son despojados de vastas extensiones de territorio donde se encuentran sus centros ceremoniales, sus camposantos, suministros de agua y las labores de cultivo.
Como estos foros de los pueblos originarios de la Sierra Tarahumara en defensa de sus territorios, se da a conocer la situación en que viven los pueblos indígenas y principalmente todos los litigios que se han iniciado jurídicamente para recuperar las tierras que les han pertenecido a los pueblos rarámuri por cientos de años, y que les fueron despojados por particulares, en procedimientos agrarios no muy claros.
Una de las posibles conclusiones que se pretende extraer de este foro, explicó el abogado Lagunas, es desarrollar una estrategia jurídica para defender el histórico y común despojo de sus tierras que sufren los pueblos indígenas en varias regiones del país, no solamente de Chihuahua.
LOS RARÁMURIS SE MANIFIESTAN EN CHIHUAHUA
Habitantes indígenas de las comunidades de Choreachi, Mogótabo, Repechike, Wetósachi, Bakajípare, Mala Noche, Coloradas de la Virgen, Basíware, Bakeachi, Wawachérare y Río Verde, en la Sierra Tarahumara, participaron recientemente en un taller donde expusieron la lucha que han desarrollado en defensa de su territorio, el cual les ha sido despojado desde el siglo pasado.
En las instalaciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, desarrollaron el Tercer foro de pueblos originarios de la Sierra Tarahumara, en defensa de sus territorios, donde diversas comunidades de los municipios serranos de Guadalupe y Calvo, Urique, Bocoyna, trabajaron en torno a esta problemática.
El propósito del foro, igual que los dos anteriores, fue promover la vinculación y unidad entre pueblos indígenas que enfrentan problemáticas comunes relativas al reconocimiento y respeto a su territorio, así como la protección de los recursos naturales y el ambiente.
El Foro fue organizado por la red de defensa de territorios indígenas de la Sierra Tarahumara, en la que participan las organizaciones Alianza Sierra Madre A.C., Bowerasa A.C., Consultoría Técnica Comunitaria (CONTEC) y Tierra Nativa A.C.
Los pueblos indígenas de Chihuahua han sido desplazados y amenazados por caciques madereros, hoteleros, empresarios y multinacionales para explotar los recursos en la Sierra Tarahumara, como es el caso de las Barrancas del Cobre y el bosque, entre otros.
El encuentro, señalaron los organizadores, es para iniciar un proceso de posibles acciones conjuntas para fortalecer los procesos de defensa territorial.
Uno a uno, los gobernadores indígenas y representantes de las comunidades rarámuris que participan en el foro, expusieron sus problemáticas comunes.
Los representantes Miguel Manuel Parra, de Mogótabo, Prudencio Ramos, de Choréachi, María Monarca, de Wetósachi, Lorenzo Moreno Pajarito, de Bakajípare, Manuel Torres, de Mala Noche, Alfonso Molina, de Coloradas de la Virgen.
También estuvieron José Ventura Juan, de Bakeachi, Camilo Libares, de Wawachérari, Santiago Cruz Bustillos, de Río Verde y Luis Javier Pérez, de Repechike, expusieron los despojos y abusos de que han sido objeto, que los ha privado de obtener beneficios de su territorio.
Uno de los casos más representativos, es el de las comunidades de Wetósachi, Choreachi y Mogótabo, quienes obtuvieron un triunfo jurídico para que sean integrados en los planes de desarrollo turístico de las famosas Barrancas del Cobre.
Denunciaron que los habitantes originarios indígenas, no reciben ningún beneficio de atractivos turísticos como el teleférico, los hoteles, la tirolesa, entre otros.
El Gobernador de Bakajípare, Lorenzo Moreno Pajarito, denunció que incluso los hoteleros llevan a los turistas a que les tomen fotografías en las cuevas y viviendas donde habitan, pero que ellos no reciben ningún beneficio de ello.
Martín Makawi, poeta tarahumara respaldó a la gobernadora María Monarca, de Wetósachi, quien denunció al hotelero Federico Elías, de haber amenazado a sus hijos cuando iban a la escuela de “tirarles bala”, todo por el activismo de su madre en defensa de su territorio.
Moreno Pajarito, de Bakajípare, añadió que consideran deben recibir participaciones de las ganancias que los hoteleros obtienen con la presencia de los rarámuris, dinero que sería invertido en mejorar caminos, por ejemplo.
LA HISTORIA DE LA DEFENSA DEL TERRITORIO INDÍGENA TARAHUMARA
En octubre de 2010 la asociación civil Alianza Sierra Madre, organiza el primer Foro Territorios Indígenas y Recursos Naturales en la Sierra Tarahumara con las visiones culturales, problemática, defensa y legislación en torno al problema de los despojos, violencia y desplazamientos.
Denuncian, a groso modo, la imposición de modelos de desarrollo a los pueblos originarios de la Sierra Tarahumara.
De los resolutivos que han surgido a raíz de los foros, se desprende que la problemática que enfrentan los pueblos indígenas son el despojo e invasión de sus territorios y recursos naturales por parte de población ajena a los pueblos.
La imposición de modelos de desarrollo en la sierra tarahumara por dependencias de los tres órdenes de gobierno y la iniciativa .privada, con respecto a cuestiones: agrarias, forestales, mineras y turísticas.
La omisión y violación de los derechos de los pueblos indígenas en cuanto a la falta de consulta, planeación y aprobación de aquellas. acciones gubernamentales que se realizan y les afectan. Falta de reconocimiento y respeto a los gobiernos y autoridades indígenas.
También la falta de una legislación que reconozca y respete los derechos de los pueblos indígenas y sus decisiones como sujetos de .derecho.
El resultado fue de constituirse en una red en defensa de territorios indígenas en la Sierra Tarahumara.
La conclusión: defender su territorio indígena, es defender el planeta de la depredación del los mestizos o chabochis, como ellos nos nombran.